Antes de Gernika, fue Durango

FERNANDO ÍÑIGUEZ
“Estábamos en la iglesia rezando por la mañana temprano, y de pronto empezamos a escuchar ruidos de motor de avión y estruendos de bombardeos. La monjita y yo corrimos al confesionario a protegernos, pero a mi otra hermana, Conchita, no le dio tiempo. Vi como unos cascotes del techo del templo y unas vigas cayeron sobre su cabeza, quedando su cuerpo ocultado bajo los escombros. No volvimos a verla, ni siquiera muerta”.