China y el tiempo de los BRICS

XULIO RÍOS

El presidente chino, Xi Jinping, asistirá a la XVI Cumbre del BRICS en Kazán, Rusia, del 22 al 24 de octubre. Es la primera cumbre que se celebra después de una nueva oleada de expansión del grupo, materializada este año con la inclusión de Etiopía, Egipto, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Rusia ostenta la presidencia rotatoria anual del grupo. La presencia de Xi avala el persistente interés de China en la afirmación de este mecanismo tanto para impulsar la cooperación práctica como para proveer respuestas a la situación internacional actual. China es un referente principal de los BRICS.

El momento de los BRICS

Es prácticamente unánime la percepción de un agravamiento de los grandes dilemas internacionales, ya nos refiramos a las cuestiones de la paz o del desarrollo, manifestándose en un abierto descontento ante las diferentes varas de medir aplicadas según que conflictos y la persistencia en la preservación de una hegemonía excluyente que no toma en suficiente consideración los cambios registrados en las últimas décadas en la economía y la sociedad internacionales.

El aumento del rechazo a una hegemonía liberal occidental así aplicada refleja un conjunto de preocupaciones compartidas por un amplio número de países. Y cada vez más esa inquietud se manifiesta también a través de una agenda de intereses convergentes más propositiva.

Desde su fundación, los BRICS han apostado por defender el multilateralismo y por convertirse en una fuerza positiva, con una influencia estabilizadora en los asuntos internacionales.

Esto ha atraído el interés creciente de un gran número de países, más de treinta, que a día de hoy quieren adherirse al proyecto. La expansión estratégica es uno de los temas más importantes de la agenda, especialmente por su impacto en la gestión de las decisiones que obedecen a la máxima del consenso fundacional.

Inmersos en un proceso de clara consolidación y de avance sustancial en la cooperación con países terceros, ese círculo de países amigos que conforma el BRICS Plus y mas allá, apuntala el modelo inicial que promueve una colaboración basada en el equilibrio de intereses y en la búsqueda permanente del acuerdo.

Esa trayectoria afianza un nuevo modelo de relaciones internacionales basado en la revalidación de la igualdad soberana de los Estados pero también estimula una comunidad compartida en áreas que transitan desde la política y la seguridad, a la economía y finanzas o los vínculos culturales y humanitarios.

Los BRICS se han ganado la condición de referente para un amplio número de países que le atribuyen la representación de los intereses del Sur Global en sus más vastos dominios, ya no solo en la geopolítica sino en ámbitos como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la prevención de enfermedades y la reforma de las cuotas del FMI (Fondo Monetario Internacional), asuntos en los que su voz debe ser escuchada.

Los BRICS están llamados a corregir el desequilibrio existente en la distribución del poder global. Esta es reflejo de una época superada como igualmente deben trascenderse las resistencias a su adaptación al momento presente.

La asimetría que caracteriza su composición o las dispares etapas de desarrollo de sus integrantes advierte de la convergencia de posiciones de muchos países con identidades diferentes. Por ello, los BRICS son capaces de superar las posibles contradicciones en aras de ese interés mayor que es hoy la gestión de la insatisfacción con el hegemonismo.

El sobresaliente papel de China

China está en disposición de trabajar con todas las partes para garantizar el progreso estable y duradero de la cooperación entre los países BRICS. Xi reiterará el apoyo de China para abrir una nueva era de unidad y superación para el Sur Global.

Lo cierto es que China se convirtió en la fuerza impulsora de la actual agrupación. El Nuevo Banco de Desarrollo tiene sede en Shanghái, una prueba del liderazgo que le toca ejercer desde el inicio. También desempeña un papel principal en el Acuerdo de Reservas de Contingencia (ARC). Ambos instrumentos han abierto una brecha en el monopolio ejercido por las instituciones de Bretton Woods: el Banco Mundial y el FMI, ofreciendo una fuente alternativa de financiamiento cuyas normas difieren de las que orientan a las instituciones establecidas. Con el respaldo de China, los mecanismos BRICS tienen el potencial para alterar en modo irreversible el cuadro financiero global.

Esta cumbre en Kazán puede dar otro impulso a ese proceso alentando el nuevo sistema de pago BRICS Pay, destacando el fortalecimiento de los lazos económicos y comerciales entre los países BRICS. Esta iniciativa les proporcionará opciones de pago ampliadas para liquidar bienes y servicios, consolidando aún más sus relaciones económicas y ayudando a reducir la dependencia excesiva del dólar estadounidense, equilibrar su dominio, fomentar la diversificación financiera y reforzar la autonomía económica entre los miembros del BRICS y su comunidad

BRICS Pay es un sistema de mensajería de pagos descentralizado e independiente que está siendo desarrollado por los estados miembros del BRICS, comparable al SWIFT de Europa. A China le puede servir como experiencia piloto para la cooperación multilateral, incluída la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

En lo político, debe significarse el destacado papel desempeñado por China para mediar entre Arabia Saudita e Irán, dos socios en los BRICS.

En suma, la consolidación de China como actor global tiene en los BRICS un claro ejemplo de que su ascenso no está planteado en términos de hegemonía sino de aspiración colectiva al reconocimiento de los intereses del Sur Global.

Cambio profundo en el sistema internacional

Los progresos experimentados por los BRICS se resumen en un aumento de su influencia global y en los avances para lograr un cambio progresivo y profundo en la estructura de poder internacional.

Los BRICS piden paso. Representando casi el 40 por ciento de la economía mundial, son el actor llamado a promover las reformas en el orden global buscando no el conflicto sino el acuerdo. Quieren salvaguardar mejor su soberanía económica al tiempo que buscan expandir la cooperación. Puede que esto suponga el principio del fin del ordenamiento económico y financiero implantado en la segunda posguerra por las potencias occidentales. Que esto se convierta en una premisa es responsabilidad de quienes se empeñan en mantener un esquema obsoleto de poder.

El incremento de la representatividad y capacidad operativa de los BRICS puede afectar al destino del mundo. Más allá de su papel en las disputas geopolíticas, muy especialmente por su contribución a resolver los grandes desafíos de la humanidad.

Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China.