Fernando Morais, biógrafo de Lula: salió de la prisión infinitamente mejor que entró
CECILIA VALDEZ
Buenos Aires
Fernando Morais (1946), es autor de “Lula, la biografía”, la primera parte de la historia de vida de uno de los líderes más influyentes de la historia latinoamericana, que el 1 de enero asumirá por tercera vez la presidencia de Brasil, uno de los 5 países más grandes del mundo.
Morais estuvo ahí cuando Fidel Castro y Lula fueron presentados en una pista de un aeropuerto de Managua, y las dos veces en que Lula estuvo preso. En esta primera parte, nos habla de la historia de Luis Inázio da Silva desde sus orígenes, la llegada con su madre (Lindu) y sus seis hermanos a San Pablo en medio de la miseria más absoluta, las varias tragedias que surcaron su vida desde muy joven, su rechazo a la vida política parlamentaria, los comienzos como sindicalista, la creación del Partido de los Trabajadores (PT), y un largo recorrido de lucha y militancia que atraviesa, en sus derroteros, la historia de Brasil y Latinoamérica.
Morais es periodista desde 1961, trabajó en los principales medios de Brasil, escribió varios libros que vendieron millones de ejemplares, recibió muchos premios y forjó una cercana relación con este hombre, cuya figura adquiere hoy, y quizás más que nunca, un peso central en la geopolítica mundial.
Usted conoce a Lula desde hace 40 años, ¿qué cosas le sorprendieron con la escritura del libro?
Sobre todo, las tragedias a las que tuvo que sobreponerse. Como la de una madre abandonada por el marido con 7 hijos, que viene con esos hijos a San Pablo en un camión en un viaje de 10 días sin nada, comiendo harina y agua, y al llegar llevan una vida miserable. Una madre que es su mayor referencia, y el primer ejemplo de alguien que repartía lo que tenía entre los pobres. Luego, a los 20 años se casó, su esposa quedó embarazada, pero tanto ella como el bebe murieron en el parto. Después se casó con Marisa, con quien estuvo 40 años y tuvo 4 hijos. En el medio del Lava Jato, Marisa fue muy atacada, tuvo un derrame cerebral y murió. Ahora él se casó con Janja, una muchacha muy interesante y muy feliz, que le trajo mucha alegría.
¿Cómo conoció a Lula?
Le conocí cuando yo era un joven diputado y él un joven obrero metalúrgico. En los ‘80 hizo una mega huelga que paralizó 500 mil obreros, todavía vivíamos bajo una dictadura militar. Yo estaba ahí porque un grupo de diputados fuimos a la región del ABC para ser testigos, y denunciar la intervención del sindicato por parte del gobierno militar. Lula ahí fue arrestado junto a toda la dirección del sindicato.
Ese fue también el germen de la creación del PT…
Después de esa huelga, Lula empieza a pensar en crear una central única de obreros y un partido de obreros. Lula tenía mucho prejuicio contra los políticos en general y además, en una visita al Congreso, descubrió que entre los 490 diputados federales solo había dos obreros, ahí decidió crear el Partido de los Trabajadores (PT). La primera elección que disputó fue para gobernador de San Pablo y aunque tenía plena certeza de que iba a ganar, quedó último. Esa derrota le provocó una fuerte depresión.
Ahí entra en escena Fidel Castro.
Sí, el día que el Frente Sandinista cumple un año de su victoria, el 19 de julio de 1980, yo estaba en La Habana, sabía que Arafat iba a estar en Managua, hacía mucho tiempo que estaba queriendo entrevistarlo y cuando voy a despedirme de Fidel, me dice: “¿Tú te vas a Brasil?” Y yo le digo: “No, estoy buscando un vuelo a Managua, pero está complicado” Y él me dice: “¡Pero no, yo estoy yendo para allá, venga conmigo!” Cuando llegamos, bajamos del avión y estaban Daniel Ortega, Frei Betto y Lula, y es ahí que D’Escoto (canciller de Nicaragua), le presenta a Lula a Fidel. Ahí dio inició una amistad muy fuerte entre Fidel y Lula que duró hasta la muerte de Fidel.
El reencuentro, algunos años más tarde, fue fundamental para la carrera política de Lula.
Sí, después de la derrota, Lula viaja a Cuba sin un motivo particular y en una audiencia con Fidel este le dice: “Mira Lula, hay gente que me dijo que quieres abandonar la política por la derrota en San Pablo”. Y Lula le dice que sí, que había sido una derrota muy humillante. Fidel le habló muy duramente: “Desde que existen las elecciones como las conocemos, nunca hubo un caso de un obrero que haya recibido un millón doscientos mil votos. Tú no tienes derecho a tirar esos votos por la ventana. Esto es una demostración de que hay obreros que tienen depositadas sus esperanzas en ti”. Eso fue fundamental, tanto que enseguida decide disputar la elección para la Constituyente y obtiene la mayor cantidad de votos que hasta entonces había obtenido alguien en Brasil.
Lula formó parte de la ola de gobiernos progresistas de comienzos de siglo, ahora se sumará a esta nueva ola, y muchos se preguntan sí sabrá adaptarse a las nuevas circunstancias.
Yo acompañé de cerca la última prisión de Lula y estoy convencido de que el Lula que salió de la prisión es infinitamente mejor que el que entró. Él leyó más en prisión de lo que había leído en toda su vida y salió con una convicción muy firme acerca de la cuestión de la soberanía de los estados. Otra cuestión sobre la que salió con una conciencia mucho más sólida, es la del racismo. La mitad de la población brasileña es negra y el racismo está muy arraigado en la cuestión social, los negros son ante todo pobres.
¿Cómo cree que podrá sostener una agenda propia en un contexto tan adverso como el del actual Congreso?
Con pocas excepciones, el Congreso Brasileño es una tragedia, pero yo creo que mucha de la gente elegida por Bolsonaro, salvo los que son de extrema derecha, van a apoyar a Lula. El Centrao no tiene ideología y Lula tiene la enorme capacidad de lidiar con quien sea.
Cecilia Valdez es periodista argentina.