Israel impulsa el sectarismo y apuesta por la partición de Siria
EUGENIO GARCÍA GASCÓN
La guerra civil que comenzó hace más de una década ha dejado a Siria desangrada y al borde del colapso, con un presidente, Ahmed Sharaa, que asegura conducir a su pueblo hacia la democracia, una transición incierta si nos atenemos a la división que se percibe dentro de sus fronteras y a la continua injerencia exterior.
La volatilidad de la situación quedó manifiesta a principios de mayo, después de que circulara la grabación de un audio atribuido a un clérigo druso en el que se insultaba al profeta Mahoma. Enseguida se encresparon los ánimos y en la localidad de Yarmana, un suburbio al sur de Damasco, de mayoría drusa, hubo una decena de muertos, la mayoría drusos, aunque también dos policías.
Los incidentes enfrentando a sunníes y drusos se propagaron por otras zonas y en pocas horas el balance de muertos fue creciendo hasta ascender a varias decenas, la mayoría drusos. Llegados a este punto intervino Israel desplegando tropas en el sur de Siria para “defender” a los drusos.
Apenas unas horas antes, el ministro Bezalel Smotrich, un político nacionalista y religioso aliado del primer ministro Benjamín Netanyahu, declaró que Israel va a seguir bombardeando Gaza hasta que “cientos de miles” de palestinos abandonen la Franja, y va a continuar operando en Siria hasta conseguir la “partición” del país.
Los drusos constituyen una secta religiosa que se creó en la Edad Media y hoy vive en minoría en Siria, Líbano e Israel. En Israel, la minoría drusa está relativamente integrada hasta el punto de que sus adeptos, a diferencia de los árabes sunníes, son llamados a filas en el ejército. No obstante, existe una parte de drusos israelíes que son panarabistas y críticos con el sionismo.
Justo tras la guerra de 1967, algunos líderes israelíes pusieron sobre la mesa la idea de crear un estado druso en territorio de Siria y Líbano, un estado que fuera cliente de Israel y que sirviera de freno a los árabes, estando al servicio de las fuerzas sionistas. En realidad, esta idea no era novedosa puesto que ya la habían barajado otros líderes sionistas, como Yigal Allon en 1942, es decir bastante antes de que se creara el estado judío en 1948.
Pues bien, en los últimos días hemos visto el resurgimiento de la idea. Una parte de la comunidad drusa de Israel, no toda, ha salido a la calle a exigir al Ejército israelí, del que forman parte, que intervenga para “salvar” a los drusos de Siria. Se trata de una idea temeraria que ha asumido, hasta cierto punto por ahora, el gobierno de Netanyahu.
Eso explica el despliegue de tropas israelíes en el sur de Siria y los bombardeos de la aviación que han causado varios muertos en pocos días. La aviación israelí incluso bombardeó unas dependencias anejas al palacio de Damasco donde reside el presidente Ahmed Sharaa, un bombardeo que Netanyahu calificó de “advertencia” para que no se cometan excesos con los drusos.
Poco después Sharaa recibió en ese mismo palacio al líder druso libanés Walid Yumblat, quien denunció a quienes están sembrando cizaña en Siria, en una clara alusión a Netanyahu.
No debe olvidarse que una buena parte de drusos sirios apoyaron al partido Baaz del presidente Bashar al Asad durante décadas. Estos drusos son enemigos de Israel, que se apoya en otra parte de los drusos, que son enemigos del presidente Sharaa, y aspiran a formar un estado propio similar al que desea Israel.
Con la caída de al Asad en diciembre, se abrió una especie de veda que Israel está aprovechando con las distintas minorías, drusos, kurdos e incluso alauíes, fomentando el sectarismo y los nacionalismos de esos grupos con el fin de lograr la partición de Siria, un objetivo que ha reconocido el ministro Smotrich.
Tras estos movimientos está la lucha entre Netanyahu y el presidente turco Recept Tayyip Erdogan por la hegemonía en la zona. Ambos líderes desean controlar Siria, pero mientras el segundo busca la continuidad del llamado islam político que defiende Sharaa en una Siria unida, el primero quiere una Siria débil, dividida y desestructurada que sea en realidad fiel al estado sionista.