Mucho de qué hablar, poco para acordar
XULIO RÍOS
Una cumbre Biden-Xi aprovechando el marco de la APEC puede contribuir a encarrilar en cierta forma el antagonismo, pero no diluirlo. Y menos a un año de las próximas elecciones en EEUU, cuando lo previsible es que los halcones de todos los bandos posibles conviertan a China en el blanco predilecto de todas las diatribas imaginables. Ambos, demócratas y republicanos, están de acuerdo en eso. Prepárense.
Indudablemente, el diálogo es siempre aconsejable. Indispensable para estabilizar mínimamente sus lazos, algo esencial a la vista de la importancia de sus vínculos y la trascendencia global de sus diferendos. Otra cosa es que contribuya a reconstruir cierto nivel de confianza mutua si no va acompañado de medidas concretas de amortiguación de los conflictos.
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