¿Otra guerra de Filipinas?

XULIO RÍOS

Hoy por hoy, dejando a un lado Taiwán, el deterioro de la relación entre Beijing y Manila representa el principal foco de tensión en el Mar de China meridional. Durante el mandato de seis años del ex presidente Rodrigo Duterte, la situación se mantuvo relativamente estable y no se produjeron disputas importantes. Sin embargo, desde que Marcos Jr. llegó al poder en junio de 2022, han surgido con frecuencia disputas, desde Ren’ai Jiao hasta Huangyan Dao. 

Recientemente, China denunció el despliegue de un sistema de misiles de mediano alcance por parte de Estados Unidos en Filipinas. Es la primera vez que Estados Unidos despliega un sistema de este tipo en el extranjero y en Asia-Pacífico desde el final de la Guerra Fría. Ello amenaza con romper el equilibrio estratégico en la región. Sin duda, Washington pretende enviar un muy claro mensaje a China, que cabe contextualizar en el puzzle diseñado para encorsetar su expansión.

Sobre las disputas en el Mar de China Meridional, Beijing asegura seguir comprometida a resolver los desacuerdos con la parte filipina mediante consultas, en pie de igualdad y sobre la base del cumplimiento de los compromisos previos. El dedo acusatorio de China apunta a EEUU, quien orquestaría entre bastidores la posición de Filipinas.

Es bien conocido que el Mar de China Meridional es un área marítima de importancia estratégica que conecta los océanos Pacífico e Índico. Si Japón y Estados Unidos logran avanzar en la cooperación en materia de seguridad con Filipinas, es previsible que ello suponga más quebraderos de cabeza para China. Si Japón, Estados Unidos y otros países ayudan a mejorar las capacidades militares de Filipinas, es probable que esto derive en un aumento significativo de la tensión en la zona. Lo estamos viendo.

La anterior administración de Duterte en Filipinas mantuvo una actitud apaciguadora hacia China y se mostró reacia a fortalecer los vínculos de seguridad con Estados Unidos. La administración Marcos optó por la dirección contraria, alineando cada vez más su política con la de EEUU, profundizando las disputas. Marcos añadió cuatro bases a la lista de cinco bases en Filipinas disponibles para el Ejército estadounidense, incluídas dos en el norte de Filipinas, cerca de Taiwán.

Además, los gobiernos filipino y japonés están acelerando las negociaciones para un Acuerdo de Acceso Recíproco que facilitará el envío de tropas entre sí. Si se concluye, las actividades de cooperación entre las Fuerzas de Autodefensa japonesas y el Ejército filipino, como el entrenamiento y los ejercicios, avanzarán significativamente.

Filipinas y la estrategia estadounidense de contención de China

El presidente Ferdinand Marcos Jr. fue invitado a asistir a la primera cumbre entre Japón, Estados Unidos y Filipinas celebrada en abril de este año. El encuentro materializó la alineación formal de Filipinas con el esfuerzo Japón-Estados Unidos, señalando un cambio cualitativo en la cooperación regional.

Japón y Estados Unidos han establecido varios marcos de cooperación multilateral, como los Estados Unidos-Japón-Australia (AUKUS), Estados Unidos-Japón-Australia-India (Quad) y Estados Unidos-Japón-Corea, para contrarrestar los desafíos planteados por China. El objetivo es asegurar a toda costa la hegemonía estratégica regional.

Japón, Estados Unidos y Filipinas también subrayaron el compromiso de profundizar la cooperación en seguridad marítima. Además de suministrar equipos vitales como buques guardacostas, Estados Unidos y Japón han revelado iniciativas conjuntas para organizar ejercicios trilaterales en los que participen los guardacostas de los tres estados. Estos ejercicios tienen como objetivo reforzar la competencia de la Guardia Costera de Filipinas, sobre quien recaerá el dudoso mérito de asumir la proa de las operaciones.

Además, Japón y Estados Unidos han emitido directrices de cooperación para facilitar la modernización de la defensa filipina. Estas abarcan la ampliación de la cooperación con otros países socios, junto con ejercicios conjuntos de asistencia humanitaria y socorro en casos de desastre que involucran a los tres ejércitos, así como entrenamiento naval conjunto.

Este último mayo se celebró una reunión en Hawái entre los ministros de Defensa de Japón, Estados Unidos, Filipinas y Australia. En dicho encuentro, los cuatro ministros aunaron criterios para establecer un frente común cuyo principal objetivo es China.

China y EEUU en el Diálogo de Shangri-La

A finales de mayo, China y Estados Unidos celebraron la segunda ronda de consultas sobre asuntos marítimos. De ella poco más salió que la esperada reafirmación de las posiciones respectivas a propósito de la soberanía territorial y los derechos marítimos. Su contexto, la incomodidad china por lo que califica de incremento de las “provocaciones” de Filipinas y el creciente estímulo de Estados Unidos para que Manila persista en dicha actitud frente a China y atraiga a dicho escenario a otros países de la ASEAN.

Una mayor cooperación entre Estados Unidos y su aliado, Filipinas, ambos separados por 8.000 kilómetros de distancia, fortalecerá la presencia militar estadounidense en el este de Asia.Y con ella, aumentan en paralelo las posibilidades de crear nuevos marcos de seguridad que blinden la hegemonía de EEUU en la región frente a China. Si cualquier cosa que haga China es “coerción”, nada de lo que haga EEUU se podrá calificar de tal….

En el Diálogo Shangri-La en Singapur, un importante foro anual de seguridad, Marcos Jr. dijo que Filipinas y otros países del sudeste asiático tenían una visión de «paz, estabilidad y prosperidad» en el Mar de China Meridional, pero que esto estaba siendo socavado por otros actores, sin nombrar a China. Para Washington, la “repetida obstrucción por parte de China al ejercicio de la libertad de navegación en alta mar por parte de los buques filipinos y la interrupción de las líneas de suministro a Second Thomas Shoal”, representa un intento de “cambiar unilateralmente el statu quo por la fuerza”.

Mientras una tras otra fracasan las propuestas de integración económica en la región lideradas por EEUU, otra tendencia parecen mostrar las iniciativas de seguridad que enaltecen el papel de Washington como garante de la paz regional».

¿Son las propias acciones de China las que han empujado a Filipinas del lado de EEUU en lo que supondría un gran error estratégico mayúsculo o son las acciones de EEUU en la región diseñadas para exacerbar las disputas y argumentar con ellas las alianzas para contener a China las que van camino de propiciar ese incidente que sirva de excusa para llevar a China a la guerra?

Los países de ASEAN tienen mucho que decir al respecto. Desactivar la polarización promoviendo el diálogo y evitar elegir bando se antoja la opción más racional. Si China la complementa con un acelerón de las negociaciones sobre el código de conducta en el Mar de China meridional, la estrategia de EEUU tendría más posibilidades de fracasar.

Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China.