La normalidad y la ira de la ultraderecha marcan la transición en Brasil
JUAN MIGUEL MUÑOZ
Entre bloqueos de carreteras, manifestaciones que reclaman un golpe de Estado y un casi imperceptible ruido de sables, las negociaciones para la transición entre el Gobierno de Jair Bolsonaro y los equipos designados por el presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, marchan con normalidad. Lula se mantiene discretamente en segundo plano, mientras el presidente saliente no aparece públicamente desde el día de una derrota electoral que no ha sabido asimilar. Todavía no ha aceptado públicamente los resultados, y menos todavía se ha dignado a felicitar a su contrincante. Seguramente nunca lo hará.