A los deportistas de EEUU se les permitió hacer trampas, según la Agencia Mundial Antidopaje
JAYRO SÁNCHEZ
La Agencia Mundial Antidopaje (WADA, en sus siglas en inglés) aseguró esta semana en un comunicado que su homóloga estadounidense, la USADA, permite doparse desde hace años a los atletas que supervisa. Su equipo directivo también ha admitido que era consciente de estos hechos desde 2021.
El organismo norteamericano justificó su actuación ante la WADA asegurando que iba a utilizar a los deportistas tramposos para conseguir pruebas incriminatorias contra el resto de las personas implicadas en estos actos.
Según la agencia, la ley consiente que «un deportista que preste una ayuda sustancial» pueda ser exonerado de forma parcial de las sanciones a las que ha sido sometido por cometer tal delito. Pero explica que «existe un proceso para ello» y que este no contempla el supuesto de dejarle competir en condiciones injustas para conseguir esas pruebas.
Cuando descubrió lo que estaba ocurriendo, la WADA no castigó a la USADA y solo pidió a sus líderes que desmontaran su proyecto de infiltración.
El Código Mundial de Antidopaje exige que en este tipo de casos se cumpla un protocolo de actuación basado en: la descalificación de los resultados, la devolución de los premios y la suspensión de la participación del dopado en futuras competiciones.
Sin embargo, la organización estadounidense impidió que la WADA tomara esas medidas advirtiéndola de que su ejecución podría poner en riesgo la seguridad de los atletas infiltrados.
Al confirmar la realidad de esa amenaza mediante los informes de su departamento de inteligencia, la WADA decidió actuar con precaución y no desvelar ningún dato sobre los deportistas.
A pesar de ello, se ha visto forzada a emitir todas estas declaraciones cuando las organizaciones antidoping estadounidense y china cruzaron mutuas acusaciones de estar haciendo trampas en los Juegos Olímpicos 2024, celebrados en la ciudad de París.
La polémica la inició el famoso nadador estadounidense Michael Phelps, cuando China ganó por primera vez a EE. UU. en la prueba de natación de relevos combinados de 4×100 metros después de que éste ostentara la victoria en ella durante 15 ediciones seguidas.
El deportista acusó a cuatro atletas chinos de dopaje aprovechando que estos ya estaban en el punto de mira de la WADA porque habían consumido carne contaminada con una sustancia prohibida llamada trimetazidina. Al final, el organismo llegó a la conclusión de que el asunto era un accidente y decidió dejar que los deportistas de élite del país asiático siguieran adelante con la competición.
En cambio, la WADA reconoce en su comunicado que la USADA ha permitido que al menos tres atletas que habían cometido infracciones muy graves en relación con el dopaje siguieran compitiendo en eventos deportivos con la excusa de que eran sus agentes encubiertos para averiguar quién más se dopaba.
Jayro Sánchez es periodista español