EEUU, un imperio que retrocede
PASCUAL SERRANO
La comunidad internacional anda desconcertada ante las decisiones, aparentemente confusas, de Donald Trump y su equipo, sin embargo, en mi opinión, hay una cierta coherencia en todas ellas: el reconocimiento del fracaso de Estados Unidos como potencia global dominante y el repliegue de su liderazgo.
Probablemente el asunto de los aranceles sea el más elocuente. Hace tres décadas, Estados Unidos se sentía la potencia económica vencedora en un mundo con una economía globalizada. Creía que su capacidad de producción, venta y distribución global estaba por encima del resto de los países y que su dominio del mercado era absoluto. Entonces, los acuerdos de libre comercio eran las herramientas perfectas para hacerse con el control de los mercados del resto de los países. Todos recordamos el debate en torno al Tratado de Libre Comercio con México y Canadá (TLCAN), en 1994.
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