La gran oportunidad de los BRICS para mejorar el desarrollo mundial

MARCO FERNANDES

El primer evento de la esperada visita del presidente Lula da Silva a China este abril es la ceremonia oficial celebrada este jueves, en la que Dilma Rousseff tomó posesión como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, popularmente conocido como Banco BRICS). El nombramiento de la expresidenta de Brasil demuestra la prioridad que los países BRICS (Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica) tendrán para el Gobierno de Lula. En los últimos años, el grupo BRICS ha ido perdiendo parte de su dinamismo. Una de las razones fue el repliegue del país latinoamericano – que siempre había sido uno de los motores del grupo – por la decisión de los dos últimos gobiernos de derecha y extrema derecha (entre 2016 y 2022) de alinearse con los Estados Unidos.

¿Un nuevo impulso para los BRICS?

Tras la última cumbre de 2022 (organizada por Pekín y celebrada de forma virtual) se reforzó la idea de ampliar el grupo y se espera que este año se incorporen más países al BRICS. Argentina, Argelia e Irán ya han solicitado oficialmente unirse al grupo, y varios otros están considerando públicamente la posibilidad de hacerlo, entre ellos Indonesia, Arabia Saudí, Turquía, Egipto, Nigeria y México.

Los países BRICS ocupan un lugar cada vez más importante en la economía mundial. En PIB por paridad de poder adquisitivo (PPA), China es la mayor economía del mundo, India la tercera, Rusia la sexta y Brasil la octava. Los BRICS representan ahora el 31,5% del PIB PPA mundial, mientras que la cuota del G7 ha caído al 30%. Se espera que contribuyan con más del 50% del PIB mundial en 2030, y es casi seguro que la ampliación propuesta lo adelantará.

El comercio bilateral entre los países BRICS también ha crecido con fuerza: el comercio entre Brasil y China ha batido récords cada año y alcanzó los 150.000 millones de dólares en 2022; entre Brasil y la India, se produjo un aumento del 63% de 2020 a 2021, alcanzando más de 11.000 millones de dólares; Rusia triplicó las exportaciones a la India de abril a diciembre de 2022 en comparación con el mismo período del año anterior, ampliándose a 32.800 millones de dólares; mientras que el comercio entre China y Rusia saltó de 147.000 millones de dólares en 2021 a 190.000 millones en 2022, un aumento de alrededor del 30%.

El conflicto en Ucrania les ha acercado políticamente. China y Rusia nunca han estado tan alineadas, con una “asociación sin límites”, como se desprende de la reciente visita a Moscú del presidente Xi Jinping. Sudáfrica y la India no sólo se han negado a ceder a las presiones de la OTAN para condenar a Rusia por el conflicto o imponerle sanciones, sino que se han acercado aún más a Moscú. India, que en los últimos años ha estado más cerca de los Estados Unidos, parece cada vez más comprometida con la estrategia de cooperación del Sur Global.

El NDB, el CRA y las alternativas al dólar

Los dos instrumentos más importantes creados por los BRICS son el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reservas de Contingencia (CRA). El primero tiene como objetivo financiar diversos proyectos de desarrollo – con énfasis en la sostenibilidad – y se considera una posible alternativa al Banco Mundial. El segundo podría convertirse en un fondo alternativo al FMI, pero la falta de un liderazgo fuerte desde su inauguración en 2015 y la ausencia de una estrategia sólida por parte de los cinco países miembros han impedido que el CRA despegue.

Actualmente, una de las principales batallas estratégicas para el Sur Global es la creación de alternativas a la hegemonía del dólar. Como confesó el senador republicano estadounidense Marco Rubio a finales de marzo, los Estados Unidos perderán cada vez más su capacidad de sancionar a los países si éstos reducen el uso del dólar. Casi cada semana se produce un nuevo acuerdo entre países para eludir el dólar, como el anunciado recientemente por Brasil y China. Este último ya tiene acuerdos similares con 25 países y regiones.

En estos momentos, existe un grupo de trabajo dentro de los BRICS cuya tarea es proponer una moneda de reserva propia para los cinco países, que podría basarse en el oro y otras materias primas. El proyecto se llama R5 por la coincidencia de que todas las monedas de los países BRICS empiezan por R: renminbi, rublos, reales, rupias y rands. Esto permitiría a estos países aumentar lentamente su creciente comercio mutuo sin utilizar el dólar y también disminuir la parte de sus reservas internacionales en dólares.

Otro potencial desaprovechado hasta ahora es el uso del Acuerdo de Reservas de Contingencia (por un total de 100.000 millones de dólares) para rescatar a países insolventes. Cuando las reservas internacionales de un país se quedan sin dólares (y ya no puede comerciar con el extranjero ni pagar sus deudas externas), se ve obligado a pedir un rescate al FMI, que aprovecha la desesperación y la falta de opciones del país para imponer paquetes de austeridad con recortes en los presupuestos estatales y los servicios públicos, privatizaciones y otras medidas de austeridad neoliberal. Durante décadas, ésta ha sido una de las armas de los Estados Unidos y la UE para garantizar la implantación del neoliberalismo en los países del Sur Global.

Ahora mismo, los cinco miembros del BRICS no tienen ningún problema con las reservas internacionales, pero países como Argentina, Sri Lanka, Pakistán, Ghana y Bangladesh se encuentran en una mala situación. Si pudieran acceder al CRA, con mejores condiciones para devolver los préstamos, esto supondría un avance político para los BRICS, que empezarían a demostrar su capacidad para construir alternativas a la hegemonía financiera de Washington y Bruselas.

El NDB también tendría que empezar a desdolarizarse, realizando más operaciones con las monedas de sus cinco miembros. Por ejemplo, de los 32.800 millones de dólares de proyectos aprobados hasta ahora en el NDB, alrededor de 20.000 millones eran en dólares, y aproximadamente el equivalente a 3.000 millones era en euros. Sólo 5.000 millones estaban en RMB y muy pocos en otras divisas.

Reorganizar y ampliar el NDB y el CRA será un reto enorme. Los liderazgos de los cinco países tendrán que alinearse en una estrategia común que garantice que ambos instrumentos cumplen sus misiones originales, lo que no será fácil. Dilma Rousseff, una líder experimentada y respetada en todo el mundo, aporta la esperanza de un nuevo comienzo.

Rousseff luchó contra la dictadura cívico-militar de Brasil en las décadas de 1960 y 1970 y pasó tres años en prisión por ello. Se convirtió en una de las ministras clave del presidente Lula en la década de 2000, y fue elegida la primera mujer presidenta de Brasil y luego ganó la reelección (2010 y 2014). Estuvo en el cargo hasta que fue derrocada por un golpe de Estado basado en motivos fraudulentos por el Congreso (2016) – que ya ha admitido el fraude –. Acaba de regresar a la vida política para dirigir una de las instituciones más prometedoras del Sur Global. Después de todo, la presidenta Dilma Rousseff nunca ha rehuido los grandes desafíos.

Marco Fernandes es investigador del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
Este artículo se publica en colaboración con Globetrotter

 

MARCO FERNANDES
Contributor