El plan A para Taiwán se escribe con F de Fujian
XULIO RÍOS
Sin dejar de multiplicar los ejercicios militares claramente orientados a Taiwán (y también con mensaje para EEUU y sus políticas, que Beijing califica de alentadoras del independentismo), China ha anunciado su intención de convertir la provincia de Fujian en una zona de demostración para el desarrollo integrado a través del estrecho de Taiwán.
El documento, de 21 puntos, emitido conjuntamente por el Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado, tiene como objetivo profundizar el desarrollo integrado a través del estrecho en todos los terrenos y avanzar hacia la reunificación pacífica. Se trata de establecer y garantizar un entorno adecuado para que los taiwaneses estudien, trabajen, inviertan y vivan en Fujian, operando un marco de integración “a través de la logística, el comercio, la educación, el empleo, las costumbres populares, la justicia, la tecnología, la cultura o el ocio”.
La propuesta, que está dirigida, básicamente, a los tres condados insulares periféricos de Taiwán: Penghu, Lienchiang (Matsu) y Kinmen, se inspira en el proyecto que pretende incluir la región administrativa especial de Hong Kong en la vasta zona costera conocida como la “Gran Bahía de Taiwán”. Sus pilares son la construcción de infraestructuras que unan a Taiwán y el continente en un todo regional cuya coherencia se vería reforzada por los vínculos económicos, culturales e históricos entre Fujian y Taiwán. La visión de integración promete explorar la cooperación en proyectos de infraestructura, de los cuales, los tres más emblemáticos son la construcción de un puente, líneas eléctricas y gasoductos entre Xiamen y Kinmen.
Tras un preámbulo que recuerda la misión histórica de la reunificación, parte inseparable del proyecto de revitalización de la gran nación china, se recuerda que la provincia de Fujian desempeña un papel único. El proyecto se resume en cinco puntos: establecer en Fujian el primer destino de acogida de las empresas taiwanesas; promover en profundidad la integración económica y comercial entre Fujian y Taiwán; promover el desarrollo integrado de Fujian; profundizar los intercambios sociales y culturales entre Fujian y Taiwán; fortalecer las garantías organizativas. En suma, se trata de apuntalar los aspectos administrativos, políticos y de seguridad del proyecto a la vez que se mejora el entorno empresarial en Fujian, se profundiza la cooperación industrial y financiera entre Taiwán y el continente y se alienta a las empresas taiwanesas a invertir en los mercados bursátiles chinos.
Entre las primeras medidas encaminadas a procurar el bienestar de los taiwaneses recién instalados en la provincia se incluye el autorizarles a crear sus propias estaciones de radio y televisión, garantizar su protección social, facilitar su acceso a la propiedad y garantizar la igualdad de trato en el sistema escolar público.
China recuerda a los destinatarios del plan que cuenta con las condiciones requeridas para suministrar a gran escala electricidad ecológica a Taiwán y está dispuesta a fortalecer la cooperación energética a través del estrecho. Beijing recuerda igualmente que las capacidades técnicas para la construcción de un paso de alta velocidad entre la provincia de Fujian y Taiwán ya están preparadas. Y ofrece la posibilidad de que, por esta vía, los productos taiwaneses puedan llegar al mercado euroasiático mediante los trenes expresos China-Europa y otros medios de transporte una vez que esté lista la conectividad de infraestructura entre las dos orillas del estrecho. Asegura, además, que proporcionarán garantías institucionales y políticas preferenciales para una amplia integración de las empresas de Taiwán en Fujian, al igual que para avanzar en el proceso que permita integrar zonas clave como Xiamen y Kinmen, e igualmente Fuzhou y Matsu.
En Taipéi, el gobernante PDP reaccionó despreciando la iniciativa y tildándola de “trampa” cuyo objetivo sería “salvar el fallido mercado inmobiliario de China con el pretexto de beneficiar a los taiwaneses”. El Consejo de Asuntos Continentales (MAC, por sus siglas en inglés) rechazó el plan, calificándolo de una toma de efectivo para impulsar el “deteriorado” entorno empresarial del continente y un intento inútil de ganarse a los taiwaneses. China sufre problemas económicos, riesgos sistémicos en su sistema financiero y un «entorno empresarial en deterioro”, dice el citado consejo. “Esto es obviamente un intento de atraer fondos y talentos taiwaneses a China para impulsar su economía interna”, apostilla. No obstante, los residentes de estos enclaves incrustados en la costa china ven con buenos ojos estos proyectos destinados a promover una mayor conectividad con el continente y, lógicamente, los prefieren a la exhibición castrense.
China lleva tiempo ofreciendo a Taiwán lo que denomina una elección entre dos caminos: paz y prosperidad o guerra y declive. La estrategia anunciada y su contexto hacen más perceptibles estos dos caminos. De una parte, el ofrecimiento de un desarrollo integrado que aseguraría el crecimiento de Taiwán; de otro, ejercicios militares a modo de ensayo de un bloqueo de la isla a fin de conjurar el secesionismo.
Muchos puntos del plan anunciado no son nuevos; se trata, por el contrario, de políticas que ya se habían iniciado antes, como la flexibilización de los requisitos para los taiwaneses que decidan comprar en el mercado inmobiliario. Hay recopilación de otras iniciativas previas, como el plan de libre comercio del Distrito Experimental Integral de Pingtan de 2011 y las “31 medidas relacionadas con Taiwán” de 2018 que alentaron a los taiwaneses a trasladarse al continente. El mismo papel de la provincia de Fujian ya se había destacado en el 14º plan quinquenal (2021-2025). Así pues, los 21 puntos podrían tener un significado mucho más político, con el objetivo de dirigirse a la población taiwanesa (especialmente a la clase empresarial) para influir en las elecciones de enero de 2024.
UN BASTIÓN DE XI JINPING
Fujian es la provincia idónea para una política de este tipo en función de su cercanía geográfica a Taiwán. En lo político, su idoneidad se refuerza por sus vínculos con Xi Jinping, quien ha desempeñado aquí importantes responsabilidades administrativas y partidarias. Xi la conoce bien, ya que en 1985, a la edad de 32 años, fungió como vicealcalde de Xiamen, designado por Hu Yaobang. Regresaría a la provincia en 1999 como gobernador de Fujian, en Fuzhou, desde donde ya había intentado atraer capitales taiwaneses.
Con este plan, Xi sugiere integrar pacíficamente a Taiwán en la región del gran Fujian. La propuesta va más allá de las próximas elecciones presidenciales del 13 de enero de 2024, pero sin duda tiene muy en cuenta la necesidad de frenar las expectativas de Lai Ching-te, el vicepresidente saliente (PDP), que lidera las encuestas.
La reiteración de ejercicios militares del Ejército Popular de Liberación no es un indicador de un cambio de prioridades en el liderazgo chino a propósito de Taiwán. Todo lo más, un complemento de esta propuesta de seducción en Fujian cuyo objetivo es, al mismo tiempo, ilustrar y legitimar el discurso sobre su deseo de lograr una reunificación pacífica, debilitando al mismo tiempo el movimiento secesionista que, por el momento, lleva ventaja en Taiwán.